FACTORES DE CRECIMIENTO

El procedimiento para la aplicación de células madre en el tratamiento de heridas crónicas generalmente incluye varias etapas, que van desde la obtención y preparación de las células madre hasta su aplicación en la herida. A continuación se describe un procedimiento habitual:

Evaluación del paciente:
Se realiza una evaluación clínica completa para determinar la idoneidad del paciente para el tratamiento con células madre. Se identifican las características específicas de la herida crónica, como tamaño, profundidad, y grado de infección o necrosis.

Obtención de células madre:
Las células madre mesenquimales se pueden obtener de diferentes fuentes, como la médula ósea (cada vez menos usada en los centros avanzados), tejido adiposo (grasa), sangre del cordón umbilical o piel. La concentración de células madre en la grasa es de unas 300-500 veces mayor a la existente en la médula ósea, y además son de mayor calidad y longevidad.

Las células madre derivadas de tejido adiposo (del que contamos con mucha disponibilidad) se extraen mediante un sencillo procedimiento de liposucción, que se realiza bajo anestesia local. Mientras que las células madre de médula ósea se obtienen a través de una aspiración de médula ósea, generalmente del esternón o del hueso de la cadera, más complejo y no exento de riesgos.

Procesamiento de las células madre:
Las células madre obtenidas se aíslan y purifican en un laboratorio especializado. El procesamiento puede incluir la concentración y expansión de las células para obtener una cantidad adecuada para el tratamiento. En algunos casos, las células madre pueden ser combinadas con matrices biocompatibles o andamiajes para mejorar su eficacia y retención en el sitio de la herida.

Preparación de la herida:
Se limpia y desbrida la herida para eliminar tejido muerto, escombros y cualquier signo de infección. Se asegura un entorno adecuado para la aplicación de las células madre, optimizando las condiciones para la cicatrización.

Aplicación de las células madre:
Las células madre se aplican directamente sobre la herida. Esto se puede hacer mediante inyecciones (alrededor y dentro de la herida), o aplicando una suspensión de células sobre la superficie de la herida. En algunos casos, se pueden usar apósitos especializados o geles que contienen las células madre para cubrir la herida y mantenerlas en su lugar.

Cuidados posteriores:
De forma regular, se monitoriza la herida para evaluar la respuesta al tratamiento y detectar cualquier signo de infección o complicación. Se proporcionan cuidados adicionales de la herida, que pueden incluir cambios regulares de apósitos, control del dolor, y otras medidas de soporte.

Seguimiento a largo plazo:
Se realiza un seguimiento continuo del paciente para evaluar la cicatrización a largo plazo y la funcionalidad del tejido regenerado. Se pueden planificar tratamientos adicionales si es necesario, dependiendo de la evolución de la herida y la respuesta del paciente.

Este procedimiento puede variar dependiendo de la fuente de células madre utilizada, las características específicas de la herida y la evolución observada en el paciente. Los tratamientos con células madre para heridas crónicas son todavía un área de investigación activa, y es importante que sean realizados en entornos clínicos especializados bajo protocolos rigurosos y con supervisión médica adecuada.